martes, 17 de julio de 2012

Albatros entre albatros

Albatros entre albatros



A veces (más que “souvent”)


los poetas se portan sin recato


cuando otros poetas presentan sus libros.


No saben o no quieren ser meros lectores


y se aprestan nerviosos a mostrar su tímido poemario,


su propio libro apenas disimulado,


que busca con ansia al público desprevenido.






A veces (más que “souvent”)


los poetas esperan a un príncipe azul


que los convierta en nombres esenciales


de una historia literaria, y por ello planean


sobre concursos líricos o bosquecillos de maleza


donde, las más de las veces, se agazapan


cazadores sin piedad, como poetas insensibles.






A menudo (sí, “souvent”),


estos poetas temblorosos y desprevenidos


buscan unas palabras de alivio


que los reconforte de la triste experiencia


de escribir un género donde


son más los pastores que el rebaño.


Me miran, creen que soy un mago, y no paso de inútil.